Una reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón recuerda un punto clave para cualquier procedimiento judicial: los pantallazos de WhatsApp, por sí solos, no siempre son válidos como prueba.
En este caso, una trabajadora presentó capturas de pantalla de conversaciones de WhatsApp para defenderse tras ser despedida. Sin embargo, al no estar autentificadas correctamente (es decir, sin pruebas claras de su origen, destinatario o fecha), el tribunal no las aceptó como prueba válida.
El fallo señala que para que estas pruebas digitales tengan valor legal, es necesario demostrar su autenticidad. ¿Cómo? A través de testigos, informes técnicos o solicitando un cotejo oficial.
Este caso nos recuerda lo importante que es contar con pruebas bien documentadas y verificables, especialmente en situaciones laborales delicadas como un despido.
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